domingo, 15 de noviembre de 2020

15 de noviembre. Día de la Química

 La Biblioteca del IES Mayorazgo se une a la celebración del Día de la Química recomendando estos libros que reflejan la importancia de la Química en la vida  de sus autores.

En el caso de Primo Levi su condición de químico le llevó a ser incluido en el grupo de prisioneros apto para trabajar. Levi se incorporo a los laboratorios de la fábrica de caucho sintético. Para Oliver Sack la química le aportaba esa racionalidad que lo salvó de la locura en los tiempos irracionales de su niñez durante la II Guerra Mundial, cuando los niños eran separados de sus familias y enviados al campo durante los bombardeos alemanes de Londres. 


En si libro El Sistema Periódico, cada capítulo está  dedicado a un elemento químico convertido en metáfora del hombre y de las relaciones humanas. Si la nostalgia irónica permea en el capítulo que se ocupa del  «Argón» (en que Levi traza la historia de sus antepasados) o la poesía aflora en su reflexión sobre el «Hierro» y su amistad con Sandro (más tarde hecho prisionero por los fascistas y asesinado por un niño-carnicero), la imaginación pura domina el relato que le sugiere el «Mercurio», a la vez que un dramatismo atenuado por la lucidez preside el capítulo correspondiente al «Vanadio», narración del reencuentro del escritor –acabada la guerra y por razones profesionales– con uno de sus carceleros de Auschwitz. Primo Levi, químico de profesión, nos describe el mundo a través de la tabla periódica con una lucidez y una maestría literaria prodigiosas.


En el Tío Tungsteno Oliver Sacks evoca en este apasionante libro de memorias su niñez en Inglaterra. Casi medio siglo después, el ruido que hace al caer una pequeña barra de tungsteno que le ha enviado un científico amigo –junto con una gran tabla periódica con fotografías de todos los elementos–, será la llave proustiana que abra las puertas del recuerdo. Hijo de una pareja de médicos judíos, su curiosidad y deseos de saber fueron alentados desde muy pequeño. Pero cuando tenía seis años estalla la Segunda Guerra Mundial, y es enviado junto con su hermano Michael a un internado en el campo que resulta ser un dickensiano infierno de hambre y penurias regido por un sádico director que torturaba a sus alumnos. Cuando los niños regresan a Londres, después de cuatro años en los que sólo han podido visitar una vez a sus padres, Michael enloquece y Oliver encuentra su personal salvación en el absorbente mundo de la ciencia, con el que consigue dar otra vez orden y sentido a su vida. Quien lo inicia es su tío Dave, el «tío Tungsteno», dueño de una fábrica de bombillas elécticas elaboradas casi artesanalmente, lo que permite un íntimo contacto con el mágico metal y sus transformaciones. Y así, totalmente absorto en la física y la química, el adolescente va descubriendo el mundo experimento a experimento y construyéndose un peculiar paraíso intelectual, donde sus héroes son Lavoisier, Marie Curie, Mendeléiev y su tabla de los elementos...




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